Monocorde


Las palabras pronunciadas por Urian, sonaban monocorde, casi en silencio. Quizo interrumpirle, preguntarle el porqué decía aquello. Pero no podía, no le salía la voz...
Quizo sonreír, pero no pudo.
Todo aquello era una simple escusa, Emy sabía en el fondo, que tenía tanto miedo de saber la verdad como el miedo de perderle.
Flexionó sus piernas, abrazándose a sí misma.

-¿Estás seguro? -El la miró un instante, viéndose reflejado en esos ojos oscuros que contenían las lágrimas.
-Es lo mejor -Murmuró entre dientes, mirando el suelo.

Y ahí estaba, el tan atormentado silencio y vacío rodeándolos, descorsentándolos.

-Emy, mírame.

Trató, pero no pudo. Su pulso temblaba, su vista se nublaba.

-Si quieres llorar, llora... -trató de coger su mano, pero ella la retiró- ...te sentirás mejor.

¿Y qué si quisiera llorar?, ¿y qué si le dolía?.
Ella era una chica ruda, ¿incluso eso ya había olvidado?

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